martes, 22 de diciembre de 2015

4 MILLONES DE ILUSIONES POR NAVIDAD

 
 
Todos los años cuando llega este día, 22 de diciembre, se da por empezada la Navidad. Para mi es tan esperado este día, por la emoción  de ser el día del sorteo de la lotería de Navidad.
 
Ese día en el que los pequeños de “San Ildefonso”, se acicalan con su menudos uniformes, se visten de gala para cantar con sus inocentes vocecillas, todos los números de los bombos. 85.000 números y 1787 premios.

Es apasionante, ver cómo les cambia la cara a los pequeños cada vez que de los bombos, cae una de las bolas premiadas, sea cual sea el premio, desde un quinto, a un primer premio, así como el mismo gordo de navidad.  A parte de la voz que les cambia, lo más característico, es la expresión de la cara, esa sonrisa y brillo en los ojos, cuando se cercioran de que pasan por sus manos la ilusión de miles de personas.
 

La apoteosis llega, cuando una pequeña mano inocente tapa el alambre de una de las diez tablas,  para gritar con voz entrecortada el tan esperado "Gordo de la Navidad".
Oír como toda la sala aplaude y se emociona, incluso algún asistente resulta premiado. Entonces es cuando empieza a llegar la información de los lugares geográficos donde han caído tan dichosos y grandiosos premios.
 
Los periodistas con sus cámaras, recorren toda España, para informar rápidamente de las administraciones de loterías del estado donde el azahar hace que por unos días sean noticia.  Y gracias a esa acción, vemos la ilusión de la gente, como se acercan a los diferentes puntos de venta a celebrar con cava y espumillones. Viendo verdaderas y emocionantes escenas de alegría, abrazos, besos y gritos de ilusión
 
En esta ocasión, pasadas ya las 12 del medio día, el gordo hizo por fin acto de presencia, el número premiado a  79140 en el sexto alambre de la séptima tabla, repartiendo 4 millones de euros entre varias ciudades, principalmente en la administración número 2 de Roquetas de Mar (Almería).
 
En un sorteo cargado de anécdotas,  en el que  las bolas parecían tener vida propia ya que se les resbalaban de las manos, en especial la octava tabla que bien sea por los nervios o por el cansancio, las bolas fueron extremadamente revoltosas.
 
Los que me conocen saben que no soy muy afín a madrugar, pero este día es de los pocos que pongo mi alarma en el móvil, a penas suena, corro a encender  la tele para disfrutar de estas cinco horas, cargadas de ilusión y esperanza para muchas personas.  Me encanta ver los especiales de después, viendo la alegría de los premiados. Está claro que me gustaría ser uno de los premiados, por lo menos alguna vez en la vida, para saber lo que se siente. Pero yo de momento prefiero disfrutar de la alegría de los demás, solo le pido salud a la vida. Y nunca perder la ilusión por la vida.
 
by DANY LOMAS

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