martes, 2 de agosto de 2016

COMO UN DÍA DE PLAYA EN FAMILIA, PUEDE SER TU PEOR PESADILLA


Ya es agosto y ha empezado con mucho calor. Venimos seguido de un mes de julio caluroso y repleto de turismo en España.  
Según datos informativos, la segunda quincena de julio, la costa española consiguió un 93% de lleno hotelero, consiguiendo así un porcentaje impresionante de turistas, que en los tiempos que estamos no viene nada mal. Además se espera un incremento en este próximo mes. Ojalá ese turismo sea productivo e inyecte un plus en esta economía, la nuestra, que tanta falta nos hace.

Dejando a un lado los datos sobre el turismo en España,  voy a desgranar como son esos días de playa que tanto gustan. Hablar de playa sin mencionar esos turistas tan hortera no tiene gracia, es lo que llamamos el carnaval de verano. Un verano repleto de turistas con calcetines y chanclas. El top ten de la moda.



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Pasear por las playas es comparable con visitar una carnicería charcutería. Sin ofender a nadie, pero impacta la diversidad de tipazos que se exhiben. Desde el típico cuerpazo fibrado y musculoso, hasta  los más dotados en lo que a mollas se refiere. Barrigas meloneras y tetas robustas. En resumen, las personas orondas contra las sílfides. Pero lo que importa en realidad no es el físico,  sino la diversión de unos días tostándose al sol. Aunque yo no le veo la gracia al momento "playing", y me voy a explicar con un claro ejemplo.



CÓMO VIVIR UN DÍA PLAYERO EN FAMILIA Y NO MORIR EN EL INTENTO.
Llegar a la playa puede convertirse en toda una odisea, cuando hay tanta afluencia de gente, buscar un aparcamiento es agobiante a la par que imposible. Yo imagino al padre o madre de familia, viendo la cola que se forma y aguantando a los tres niños gritando, nerviosos y ansiosos dando por saco con los flotadores en mano, mientras la cola se ve lejana y prácticamente solo se escuchan los claxon de los coches que como tú, se están esperando para poder aparcar. 

Una vez  encuentras un minúsculo aparcamiento y consigue aparcar el coche, después de dar vueltas y vueltas interminables viene la segunda parte, buscar un hueco en algún lugar de la playa que amenaza estar repleta. 
Llegas cargado con todos los bártulos: las toallas, la nevera repleta de refrescos, los flotadores, la crema de protección solar y un sinfín de tonterías a la vez que los niños no cesan en incordiar para irse al agua. 



Por fin te sitúas, extiendes las toallas, te tumbas y notas cómo ese airecito remueve la arena que como por arte de gracia acaba en tus ojos para fastidiar ese momento tan placentero. 
Después de un buen rato frotando el ojo, y despejando esa incomoda sensación de escozor, consigues dormirte y piensas; "esto es vida", pero esa placentera sensación dura apenas unos minutos, ya que de repente vuelven los monstruos de tus hijos a fastidiar tu momento.
Y vuelta a empezar. Entras en un bucle incomodo, una espiral en el que relajarse es lo de menos, prácticamente imposible. Pero siempre nos quedará ese sol bochornoso y el calor fatigoso que te hace sudar hasta extremos insospechados y zonas que desconocías que también podías sudar. ¿Aun te apetece hacerte un selfie?



Pero verdaderamente, no todo es tan negativo, podría ser peor si te toca estar al lado del típico turista que le gusta dormirse en la tumbona y roncar como si no hubiera fin, por no hablar de las moscas puñeteras que molestan o los mosquitos que te pican sin mesura. 
Imprescindibles las cremas solares y los esperáis repelentes de insectos y mosquitos. Pero; ¿existen repelentes para el mal karma?

Como podéis ver, un día en la playa se puede convertir en un día terrorífico. Hay veces que la mejor opción es quedarse en casa con el aire acondicionado a full. Pero sinceramente, tener ese interminable día tan nefasto playero, es lo que hace que tu día de vacaciones sea un día diferente, es la vidilla del verano.



Así que junta a la familia, carga el coche y vete a la playa más cercana a vivir tu propia experiencia, conviértelo así en la experiencia de tu vida. Seguro que sentirás nostalgia al recordar los momentos únicos que te dio la soltería. ¡Pero luego me lo cuentas!
Yo, si soy sincero me quedo con la oscuridad de la noche veraniega y el fresquito de las terracitas frente al mar tomándome un cóctel refrescante y sin necesidad de tocar la arena. ¿Te apuntas?



by DANY LOMAS LL.R.

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