Revisando mis revistas digitales o blogs de compañeros y
amigos, me volví a topar de frente con un problema que aún existe, lo
tenemos muy cerca y parece que miramos para otro lado.
Hablo de la homofobia. Son muchos los ataques homófobos
con los que miles de homosexuales tienen que lidiar diariamente, de diversos
modos pero de cualquier manera son ataques ante las personas humanas e
indefensas.
Hoy quiero centrarme en los maltratos a jóvenes gays, que
están sufriendo en muchos puntos del mundo, y cada vez son más los casos que
escuchamos.
El último ataque homófobo que he leído en las redes
sociales o portales digitales, ha sido una brutal paliza a una pareja gays en
una barriada de Londres. No me atrevo a decir el lugar exacto, ya que no lo
recuerdo. Pero sea como fuera, ambos sufrieron múltiples agresiones por ir
cogidos de la mano en una zona bastante común.
Tras unos días de ligera recuperación, quisieron hacer frente a dicha agresión subiendo a sus redes afines una foto de ambos con magulladuras para reflejar y hacer saber al mundo que no se ocultan ni siquiera después de una agresión tan inhumana. Que afrontan su dolor con más valor y sonriendo ante la adversidad.
Tras unos días de ligera recuperación, quisieron hacer frente a dicha agresión subiendo a sus redes afines una foto de ambos con magulladuras para reflejar y hacer saber al mundo que no se ocultan ni siquiera después de una agresión tan inhumana. Que afrontan su dolor con más valor y sonriendo ante la adversidad.
Según el colectivo LBTB COGAM, que precisamente en la
actualidad están celebrando los 30 años de lucha perpetua, con unas declaraciones repletas de polémica,
declarando que en España, no hay más agresiones por homofobia, sino que en la
actualidad los que las sufren hacen más ruido y no se callan.
"Creemos que indicar que las agresiones por
LGTBfobia en España están subiendo es pervertir la realidad de nuestra
sociedad, una de las más avanzadas en materia legislativa e igualdad real,
si bien faltan todavía mucho pasos por dar para llegar a la anhelada igualdad
real. COGAM no ha detectado un aumento de las agresiones por LGTBfobia, lo que
sí hemos registrado es un aumento de las personas que demandan asesoramiento y
vienen a hablar de sus agresiones, aumentando el número de casos denunciados del
11% (2008) al 16% (2015), principalmente debido al aumento de autoestima y a la
reducción del autoestigma de la población LGTB, que cada vez es menos propensa
a ocultar sus problemas o a sufrirlos en silencio."
No quiero entrar en debate, y menos con una asociación
tan reconocida. Quien soy yo para llevar la contra a sus palabras, pero si
diré, que son muchas las reseñas de ataques a homosexual en los últimos
meses. Muchas agresiones en forma de bulling, palizas, insultos y en
diversidad de formatos, pero todos con algo en común, profunda homofobia.
No sé cómo poder parar esto, ya que se nos está
escapando de las manos. Aunque sean ciertos los datos de COGAM, y en
España tengamos menos agresiones, lo que está muy claro es que pueden
disminuir, pero no desaparecen.
NADIE MERECE SER JUZGADO NI MALTRATADO.
Me da pena, aunque más que pena, mi sentimiento es de verdadera repugnancia por esas personas que lo sufren, bien sea por rabia contenida, o por exteriorizar sus problemas internos. Porque con esos actos, no demuestran ser héroes ni más fuertes, sino más bien lo contrario, lo único que demuestran es ser ridículos y con escasa personalidad.
Sin ir más lejos, el otro día estaba con mis sobrinas
tomando un refresco en una cafetería céntrica, yo tenía la mirada perdida,
pensando en mis cosas, de repente vi pasar una chica jovencita y alta, con un
look de lo más moderno de lo habitual. Llamó mi atención. Mis sobrinas me
explicaron a su modo, que era un chico que se estaba haciendo mujer y por eso
vestía así. Me lo contaban con tanta naturalidad, que me hizo ver que la
educación familiar es importante. Pero mi sorpresa fue, que aún no habían
acabado de explicarse mis sobrinas, cuando pasaron cuatro criajos cerca de la
joven transexual, alguno de ellos incluso compañero de ellas, increpándola
con insultos y voces malsonantes.
Me sentí tan molesto con ese acto. Qué poca vergüenza. Y pensar que en muchos casos los ataques e insultos son por influencias ajenas, pero también creo que mucha culpa la tienen sus padres o familiares directos, por no darle una buena educación, basado sobre todo, en el respeto y el valor humano.
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