LAS CABINAS TELEFÓNICAS EN
PELIGRO DE EXTINCIÓN
Quien no ha usado alguna vez en su vida, una cabina de
teléfono.
Yo, aún recuerdo el frío en invierno cuando hacia la cola
para usarla, lo nervioso que me ponía, cuando buscaba las monedas en el
bolsillo y este parecía tener un agujero, ya que la moneda no aparecía, mientras
que la operadora, o mejor dicho, la locución te avisaba de que insertaras más
monedas o se cortaba la llamada.
O que decir de las cabinas más antiguas, cuando colgabas el
telefonillo y se quedaba el cambio. Aún recuerdo cuantas monedas de 100 pesetas
se tragaban las condenadas. Pero que delicia, cuando se cerraba la puerta y nos
resguardaba del frio, o la lluvia, según el clima.
Visto así, nos da hasta cierta nostalgia, el hacer marcha
atrás en el tiempo y recordar las largas conversaciones. Tan largas eran, que
nos dolía la oreja y la mano de aguantar el telefonillo.
Pero en la actualidad, con la tecnología que tenemos hoy
en día, y la cantidad de aparatos eléctricos, nos parece imposible incluso increíble
el estar pegados en una cabina, aguantando el peso del telefonillo, pasando
frío, o haciendo cola para poder hablar. Sería como retroceder, y no
estamos por la labor.
El caso es que las cabinas están ahí; existen, aún, es
como una conexión con la antigüedad. Pero yo me pregunto; ¿Son imprescindibles?
Hace tan solo 15 años, en España contábamos con más de
200mil cabinas y en la actualidad, muchas menos, alrededor de 26mil cabinas
repartidas entre pueblos y ciudades españolas.
Un millón de euros es lo que nos cuesta el mantenimiento
de las cabinas telefónicas en España. ¿Quién tiene que pagar esto?
Mi humilde opinión, es que en lugar de nosotros, los
contribuyentes de a pie que pagamos religiosamente los impuestos y de cuyos
impuestos sale ese millón de euros anual para mantenimiento, debería salir
directo de las compañías telefónicas, que son las que realmente hacen negocio.
Corren rumores de que en breve, desaparecerán todas las
cabinas que aún quedan en activo. Pero yo estoy en total disconformidad.
Siempre va bien tener cabinas a mano, no solo por la nostalgia que nos produce
al verlas o al recordar cuando las utilizábamos. Sino porque considero que aún
hay personas que la utilizan. El perfil de las personas que la utilizan, sería
un genérico. Bien podríamos ser cualquiera los que utilizaríamos dichas
cabinas.
Hace unos días, quise hacer una prueba. Me senté en un
banquito, frente a una cabina telefónica de un parque de Zaragoza. Mi sorpresa
es que realmente si tienen actividad. Haciendo un breve desglose de las
personas que las solían utilizar, eran principalmente personas extranjeras,
incluso llegue a ver cola. Y también alguna persona mayor que a duras penas podía
marcar los números. Es decir que si tienen vida. No solo forman parte de
nuestra nostalgia, sino que además son útiles.
He leído por ahí, que muchas cabinas de algunos países vecinos, las están
reciclando para diversas utilidades. Como por ejemplo para poder cargar los teléfonos
móviles, entre otras funciones. Y esto también sería una buena opción. ¿O no?
José Luis López Vázquez, fue protagonista absoluto de la
película de culto de los años 70’s "la cabina", en la que por
error, su protagonista, queda atrapado en una cabina telefónica recién instalada.
A pesar de muchos intentos, no hay rescate posible y deciden retirarla con el
dentro a un destino desconocido. La película desarrolla una “parábola kafkiana”, con moraleja final de no haber escapatoria,
todos estamos indefensos ante el destino.
Han sido muchas las películas inspiradas en las cabinas telefónicas.
Pero si esto avanzase, será de la única forma de recordarlas, en nuestra
memoria y en las pantallas. Ya que supuestamente, tienen los días contados. ¿Qué pasará con "SUPERMAN"?
Lo que si tendrían que hacer las grandes compañías, junto
a la ayuda del estado, es activar en toda España la “WiFi”, para que en
cualquier rincón de este país podamos conectarnos. Seguramente ahorraríamos un
plus en nuestras facturas.
¿Tú qué opinas?
by DANY LOMAS LL. R.
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